A la comercialización de marcas líderes en su amplio local de exposición y ventas en un punto estratégico, Avenidas 2 y 1, incorpora un salón taller boutique posventa que genera confiabilidad y garantía. Cuatro generaciones de un apellido afianzado en el rubro, tan antiguo como tan presente en Mercedes. El legado de Don Temístocles, reconocido comerciante de una época donde solo bastaba la palabra…

Quienes tuvimos la suerte de conocer al “abuelo” Mustoni aprendimos que aquel hombre pequeño, virtuoso y osado para llevar adelante un negocio, te daba fuerte la mano y la transacción estaba hecha… “Llevalo nomás” te decía, salía fiado, ayudaba a emprendedores que necesitaban la herramienta para trabajar y con el fruto del trabajo, regresaban agradecidos a pagar las cuotas. En esa escuela de trabajo nació su hijo Cachi, (su otra hija era religiosa) muchos años en el negocio y ahora al frente están Jorge y Lolo Mustoni, y haciendo su incursión por la cuarta generación Sebastián, inyectando a la empresa capacidad y visión joven del mundo tecnológico que se nos vino.

Pasaron 96 años de la apertura de aquel local en mayo del 27 inicialmente en 25 y 24 con pinturería artística, oleos y marcos para cuadros para ir incorporando otros artículos haciéndose fuerte en vidriería. Al poco tiempo se traslada a la esquina de 27 y 22 donde estuvo más de 70 años. En la planta baja diseña el local comercial de vidriería y pinturería y arriba hizo su vivienda. Allí tuvo un notable crecimiento, incrementando el rubro ferretería y pisando fuerte la maquinaria industrial. Convertido en un comerciante  exitoso, respetado y solvente, grandes firmas de Capital venían a ofrecerles sus productos para comercializarlos, los que Temístocles ubicaba en su cartera de clientes, dando crédito y ayudando a los emprendedores que gracias a él pudieron armar sus primeros talleres y ampliar su equipos de trabajo dando el sustento a muchísimas familias mercedinas.

Otras casas comerciales antiguas vecinas también son casi centenarias, la familia Aloisio con los helados artesanales y los Vázquez, (La Superiora) que también tuvieron a su abuelo de guía, con la comercialización de su exquisitas pastas.

Cachi marcó la segunda generación y hoy la tercera logra la gran transformación de la mano de los hermanos Jorge y Lolo, al trasladarse a la imponente esquina de Avenidas 2 y 1, en una zona de notable progreso comercial en el acceso a la ciudad en su intersección con la 1, que a partir de la apertura del paso a nivel en los últimos años le dio un dinamismo notable.

Allí no solo disfrutan del gran acierto del traslado sino que desarrollan la explosión de mercado como son las modernas motosierras, desmalezadoras, tractores para cortar césped, etc., con el respaldo de marcas líderes e incorporando además un local anexo donde funciona el equipo de service posventa capitaneado por el primero de la cuarta generación, Sebastián, hijo de Jorge, con capacidad de trabajo y liderazgo, aggiornando al negocio de las nuevas tecnologías y llevando a TF Mustoni al mercado online con presencia en redes, venta por Internet y el lanzamiento de la página web.

La mano de Dios

Se había puesto difícil el centro por espacio del local y estacionamiento para clientes, sobre todo para aquellos que traían una maquinaria para reparar, por eso estaban viendo de mudarse a un lugar más amplio. “Creo que fue la mano de Dios porque aparece este flamante local inaugurado en noviembre del 17 por el Grupo Khun que deja y se nos ofrece cuando estábamos en plena búsqueda y nos instalamos hace 5 años en 2018.  Coincidimos con Lolo y Sebastián que nosotros nos merecíamos esto por todo lo que la luchamos. Esto fue la frutilla del postre. Este lugar es excepcional, cuando llegamos la 2 estaba todo poceado y a los seis meses estuvo un largo tiempo cortada en la rotonda que hicieron acá en 2 y 1, finalizados los trabajos todo se potenció y el año pasado se asfaltó también la calle lateral”.

Allí, en la 1 entre 2 y 102 instalaron el gran taller que se comunica con el patio con la formación de un equipo joven de trabajo supervisado por Sebastián, “La cuarta generación”. “Al taller – comenta Seba – le vemos mucho potencial y estamos en un proceso de reestructuración con un verdadero equipo de trabajo apostando a una selección embuida en tecnología, eficiencia y rapidez en la entrega, diagnosticando, reparando y siguiéndole el historial a esa máquina, brindándole un mejor servicio al cliente”.

Anécdotas

– 200 HACHAS

Llegaban los fabricantes de Buenos Aires y ofrecían sus productos a Temístocles que no andaba “con chiquitas”… Uno que le ofrecía hachas le daba el precio por cinco, él le pedía precio por 10, mejora por 50, luego por 100 y le terminaba comprando 200 a mitad de precio. Cachi se agarraba la cabeza diciendo: “Papá donde vamos a vender 200 hachas!”, lo cierto es en poco tiempo todos se llevaban su hacha y se vendían”.

– LAS DOCENAS DE 13

“El local de la calle 22 tenía estanterías de gran altura hasta el techo, el abuelo las hizo con las maderas que llegaban protegiendo los vidrios cuando tuvimos vidriería y una vez pidió cientos de latas vacías como para hacer macetas escolares pero con las marcas impresas y llenó esas estanterías como exhibiendo cantidad de pintura que obviamente no tenía” – recordaba Jorge. El abuelo no pedía rebaja en los pedidos grandes solo compraba por docena y acordaba que le manden 13 en vez de 12. Cuando cerraba trato, los vendedores se daban cuenta tarde que les convenía más hacerle el descuento que el convenio hecho al bajar la mercadería”.

– HIJO DE VIDRIERO

Por muchos años la de Mustoni era “la” vidriería de Mercedes, y quedó instaurada como frase célebre entre otras como aquella de “más fácil que robarle los chorizos a Lértora” o “Ya vamos a comer esos pollos”, la que se repetía para aquellos que tapaban la visual al espectador “che, correte o sos hijo de MUSTONI”.

– DAR SIEMPRE LA CARA

Entre tantas charlas con el abuelo, -resalta Jorge-, nos dio un consejo que siempre debíamos tener presente: “tenés que tener mucho cuidado con el crédito, el día que vos pierdas el crédito se te cortan todas las cuentas, entonces siempre sé responsable con eso y si algún día no podés cumplir con la palabra, no llamar por teléfono, te vas a ver a la persona y das la cara, y le decís que no pudiste y cuándo vas a cumplir lo convenido, para ser serio y confiable”.

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