“Las cosas de la vida me trajeron a Mercedes, donde formé mi familia y me hice de grandes amigos. Jugué al rugby desde muy chico y hoy estoy integrando la Comisión Directiva del Club local”.
Sebastián “Bube” Bubenick, 40 años, Licenciado en Marketing, Técnico en consumo masivo y empleado Casado con María Eugenia Despalanques (37), empleada y ama de casa. Dos hijos; Mora (12) y Segundo (6), ambos alumnos en el Colegio San Patricio. Hoy nos cuenta algo de su vida, sus experiencias, sus gustos, su familia, su trabajo, sus cosas…
¿Tu familia…?
Soy nacido en Hurlingham, cabecera del partido homónimo (Pcia. Bs As) y tengo dos hermanos, Maximiliano de 43 años, ejecutivo empresarial y Daniela de 39 que es psicopedagoga. Nuestros padres son Héctor Jorge (70), licenciado en actividades físicas y deportivas y Vice Rector de la Universidad de Club River Plate y Alejandra Ludman (62), traductora pública, docente universitaria y Directora de un Colegio Secundario.
¿Sobrinos, ahijados…?
Maximiliano con “Mary” Velázquez son los papás de Francisco y Nicolás y Daniela con Juan Manuel Claveras, los de Catalina y Camila. Nicolás y Camila son mis ahijados, al igual que Vicente Gil, hijo de Federico y Ma. Eugenia Damico.
¿Hubo límites en casa…?
Los hubo y marcados especialmente por mamá que era quien más estaba en casa, porque salió a trabajar recién cuando estábamos crecidos. Los tres nos hemos llevado bien siempre y me reconozco haber sido bastante “cuida” de Daniela.
¿El apodo…?
Viene inserto en la familia, porque ha sido del haber apocopado las dos primeras sílabas de nuestro apellido, Bu y Be, de manera que cuando se nos llamaba por teléfono debíamos preguntar a cual de nosotros es que buscaban, porque todos somos conocidos igual “BUBE”.
¿Tus estudios…?
Transité los tiempos de estudiante primario y secundario en el Colegio EMAUS (SS.CC.) de Palomar, aunque la última parte la completé en el Esteban Echeverría de Hurlingham. Tras egresar, decidí mi ingreso a la Fundación de Altos Estudios de Ciencias Comerciales en CABA y egresé tras 5 años de carrera, como Técnico Superior en Marketing Comercial.
¿Fuiste bueno en los estudios…?
Debo decirte que me encantaba ir a la escuela, pero seducido por el tema de los deportes más que por la aplicación. Tengo los antecedentes de parte de mi familia con el rugby, de manera que desde muy chico y llevado por mi abuelo materno León, que me llevó a entrenar a mis ocho años, pese a que mamá no estaba de acuerdo. Eso fue en el Club Curupaytí, para el que jugué durante muchísimos años hasta dejar en 2006, cuando la vida me trajo a vivir a Mercedes. Te cuento que el último encuentro que tuve, fue en Pacheco contra Deportiva Francesa y sufrí una horrible lesión en el rostro, que me llevó a una gran reconstrucción facial, por un choque de cabezas en el aire. Ese fue mi última participación en un partido oficial jugando para Curupaytí.
¿Ya estabas de novio…?
Si y cuando María Eugenia supo lo sucedido le pidió a Alberto su papá, que la llevara y me encontraron en un sanatorio de San Isidro donde me intervinieron. Te aclaro que según me contaron, tras el golpe estuve por varios minutos sin conocimiento, desmayado.
¿Cómo se conocieron con Eugenia…?
Fue aquí en Mercedes. Pasaba que uno de mis amigos y compañeros del rugby, venía a un campo de su familia en la zona de J.M. García y yo me sumaba para salir en Mercedes y estarnos hasta el domingo compartiendo un asado y pileta para volver por la tarde a casa. Una de esas noches de salidas, conocí a “Euge” en el boliche “Taos”, tiempo en el que ella estudiaba Derecho en la Universidad Kennedy y vivía en el barrio de Palermo. Eso fue a fines de año de 2004 y menos de un par de años después, falleció Alberto en aquel accidente vial a poco de salir de Mercedes. Allí cambió todo para mí y para todos nosotros.
Contame…
Para cuando sucedió lo de Alberto, ya había trabajado durante unos 4 años en la empresa Nestlé y compartía entonces un emprendimiento con un amigo, dedicándonos a brindar seguridad industrial, cosa que dejé para quedarme en Mercedes, ya que todo se puso muy difícil tras lo ocurrido. Para eso alquilé en el edificio de 22 y 31, frente al Obispado y buscando trabajo pude conseguirlo en la distribuidora de José Arzamendi (Arcor) en lo que estuve un par de años. Después y con un amigo de mis pagos, cuyo padre tiene campo en Las Flores, nos juntamos para hacer algo que nos mantuviera más en contacto. Casi como un juego pensamos en criar algunos cerdos como para consumo propio y que fuera la excusa para eso.
¿Y cómo resultó eso…?
Más que bien, porque levantamos un galpón y en poco tiempo las cosas avanzaron, tanto que renuncié a mi empleo, porque mi tiempo estaba consumido por la actividad y Federido (Gil), mi socio y amigo, no podía estar siempre en el tema por sus otras ocupaciones. Yo me quedaba dos o tres días a la semana en el campo y para eso, queriendo involucrarme más en el tema, me ofrecí a José Luis Casaretto, propietario de una granja de porcinos en Mercedes para trabajar los domingos sin paga. Creo que en aquel momento pensó que yo estaba algo loco y me permitió sumarme a su gente haciendo de todo un poco y aprendiendo mucho del tema. Algo que también hice es viajar a la Universidad de Tandil para hacer cursos de capacitación.
¿Cómo siguieron sus cosas…?
Anduvimos bien y creciendo en todo sentido, hasta que nos inundamos y perdimos muchísimos animales y capital en forraje y alimentos. Eso fue en 2013 y como te imaginarás, “lona” total, coincidiendo todo en que ya estaba llegando nuestro hijo varón, Segundo, de manera que las cosas se presentaban más que mal.
¿Qué hiciste…?
Pude conseguir emplearme en una distribuidora de cerveza Quilmes en Pilar, viajando durante un año diariamente, destinado al área de ventas de la empresa. Inquieto que he sido siempre, traté de conseguir un mejor porvenir, pude ingresar a SAB. Miller (C.A.S.A. Isenbeck), una empresa multinacional por espacio de algo más de tres años y medio, momento en el que AB –INBEV, que es la empresa cervecera número uno del mundo, compró la que me tenía empleado (C.A.S.A. Isenbeck) y tras una serie de entrevistas que se prolongaron por un año, recibí la propuesta de seguir en la gran empresa, junto a solamente otros cuatro empleados, dejando fuera de ella a más de 500 que fueron indemnizados. Te aseguro que las expectativas me tuvieron sufriendo durante todo ese tiempo, pensando que otra vez debería empezar de nuevo. La empresa es productora de las marcas Quilmes, Corona, Stella Artois, Patagonia, Budweiser, Brahma y Andes Origen y para ella trabajo desde hace más de un año, como Jefe de Ventas (Cadena de Supermercados) y tengo a cargo parte del interior de la provincia de Buenos Aires y completa La Pampa.
¿Estás casado…?
Si. Nos casó el Pbro. Pablo Bocca en la casa quinta de Nora Pin, sobre Avda. 40 en diciembre de 2007. No tuvimos viaje de bodas y para vivir nos instalamos en el departamento que yo ya ocupaba en 22 y 31 por un par de años, hasta pasar a alquilarle su casa a Javier Robles y Adriana Costa, en 19 y 6 por unos 6 años. Cuando pude comprar mi casa en 30 y 109, Adriana, la mamá de Eugenia, nos ofreció el enroque y ella ocupar la nuestra nosotros mudarnos a la grande de 25 entre 34 y 36, cosa que por supuesto hicimos.
¿Y el Rugby…?
Como te dije antes, hice el deporte desde muy chico y me hice de grandes amigos que hoy conservo, entre ellos “Nico” Ticinese, Santiago Forrester, Diego Ledesma, Ignacio y Hernán Corominas, Federico y Paricio Gil, Agustín Angiolini… (siguen) y al llegar a Mercedes, mientras entrenaba en un gimnasio, conocí a Gonzalo Cazenave, hoy un gran amigo, que me participó para sumarme al “Mercedes Rugby Club” y conocer a Carlos López Escrivá uno de sus fundadores. Primero tomé la responsabilidad de entrenar a los juveniles, luego integré la Primera División hasta 2018, con la satisfacción de ser parte del plantel cuando logramos el primer ascenso de la historia del club en 2016. Al retirarme como jugador, me propusieron integrar la C.D. y hoy estoy en eso, sintiéndome como en mi segundo hogar y sentirme un mercedino más. Te aseguro que tengo otra gran familia sumada a la propia.
Fuera de juego
No soy hincha de ningún club de fútbol, pero simpatizo desde la familia con River Plate.
El asado es el mejor plato que me pueden ofrecer. Me gusta la cerveza y también un buen vino tinto.
Nicolás Ticinese, es además de mi compadre por el padrinazgo de mi hijo segundo, mi mejor amigo.
Soy conciliador y trato de contribuir siempre a buenas relaciones.
Tengo defectos, pero no creo que sean tan “pesados” como para tener que avergonzarme.
Eugenia es fantástica. Alegre, eficaz y sabe siempre lo que quiere. Muy buena conmigo y con los chicos.
Suele ser algo obsesiva de vez en cuando.
Mi gran ídolo en el rugby es Dunkan Forrester con el que tuve la suerte de poder jugar varios años.
Me hubiese gustado mucho integrar el plantel de Los Pumas.