Radrizzani sostuvo que las actuales alianzas se forman por intereses de sectores más que por el bien común

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El arzobispo dejó su mensaje el pasado martes en la Basílica Catedral. Sus palabras tuvieron contenido político y reflexionó sobre cuestiones sociales. También se refirió al rol de los medios de comunicación y llamó a construir más puentes de diálogo.

El pasado 9 de Julio en el marco de los actos por el Día de la Independencia se concretó el Te Deum en la Basílica Catedral, donde el arzobispo monseñor Agustín Radrizzani dejó su mensaje en presencia de autoridades políticas, judiciales y educativas de la ciudad. El prelado hizo una referencia histórica en el comienzo de su discurso y destacó que se estaba conmemorando la valentía y sentido de una gesta patriótica que hasta el día de hoy sigue su derrotero. “En este día, en 1816, se abrieron en Tucumán las puertas y el corazón para que una casa acunara nuestra historia como país”. “Nos toca honrar a nuestros antepasados siendo buenos ciudadanos, obligados a romper las cadenas de la injusticia, del egoísmo, de la ambición desmedida y luchar por forjar un país más justo, sincero y solidario, trabajando por alcanzar nuestros ideales más nobles, conservando las tradiciones y costumbres y ser con mayúsculas una Nación libre e independiente. Sabemos que no es fácil, pero tampoco imposible. Solo hay que modelar el mismo valor y el mismo ímpetu que tuvieron aquellos hombres que forjaron nuestra Nación”, expresó. Luego de ello el titular de la Arquidiócesis invitó a reflexionar sobre tres aspectos.

Reflexionar

Para el arzobispo estamos transitando “un ambiente social donde se comprueba la ausencia de valores, el empeño por vencer al adversario y el hastío de muchos hermanos hacia la política. Parece que las actuales alianzas, en todos los niveles públicos, se configuran más por intereses de sectores que por el anhelo del bien común”, dijo. El segundo punto de reflexión tenía que ver con el sentido de responsabilidad ciudadana. “Esta responsabilidad ciudadana debemos exigirla tanto para los dirigentes como en los que ejercemos el derecho a voto ¿qué votamos?, ¿votamos ideas?, ¿votamos candidatos?, ¿votamos intereses? Para responder estos cuestionamientos debemos primero haber hecho un importante ejercicio de nuestro compromiso social y ciudadano. Una reflexión profunda y meditada sobre la raíz ética de la democracia, la necesidad del otro que experimentamos en la convivencia que nos hace hermanos, la educación como cimiento del futuro, la importancia de los medios de comunicación social que deben trasmitir la verdad y no estar al servicio de intereses particulares. En suma, la diversidad de las propuestas políticas que, al fin, nos enriquecen”. Consideró fundamental construir más puentes de diálogo. “Nuestro punto de partida debe consistir en experimentar el respeto y valoración de aquel que piensa distinto. En la medida que no podemos considerar al otro, que no acepamos su alteridad, no podremos dialogar. Luego será necesario construir el diálogo. No simplemente oír, sino escuchar realmente lo que el otro tiene para decirme, deteniéndonos en aquellas enseñanzas que seguramente nos proporcionarán las diferencias y la alteridad. Somos diferentes y pensamos distintos en muchos temas ¿tratamos de entender por qué el otro piensa así? El diálogo sincero y leal siempre construye, nunca destruye”. También destacó la importancia de trabajar en comunión, entre otros aspectos.

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