Se cumplen hoy, 29 de abril, tres años del fallecimiento del bio ingeniero Lucas Fal. A pesar de su corta vida dejó importantes huellas por donde pasó. Protagonistas mantuvo una charla con su madre, Lelé, a quien agradecemos su disposición para compartir sus sentimientos y sus expresiones.
Hace tres años la ciudad se veía tan sacudida como consternada por el fallecimiento de Lucas Fal. Quien había sido candidato a intendente de Cambiemos y tras una ajustada derrota frente al actual Gobierno comunal, fue convocado por el Gobierno de la provincia de Buenos Aires y se desempeñó hasta sus últimos días como funcionario del Ministerio de Ciencia y Tecnología. La noticia causó una enorme sorpresa, un fuerte dolor en buena parte de la comunidad. Lucas no solo se había ganado la empatía de muchos vecinos y amigos por su incursión en la política local, pues desde siempre sus acciones hicieron que no pasara desapercibido por lugar que fuese. Estaban aquellos que lo recordaban por su actividad en el Centro de Estudiantes en el Colegio Nacional, los que lo habían conocido por su militancia universitaria cuando estudió su carrera profesional y por cierto sus años en la vida política vernácula lo mostraron como un verdadero líder. Una figura convocante que hasta los actuales días hace que tantísimos dirigentes sigan hablando de su continuidad como tales por seguir el proyecto de “Lucas”. Hoy se cumplen tres años y Protagonistas quiere compartir este recuerdo. Pero más allá de lo que puede representar un hecho sentimental para nosotros, también nos vimos motivados por entregar algo más periodístico, algo que nos permita tener una mayor sensación de presencia de un joven emprendedor que ya no está entre nosotros. De allí que le propusimos a su madre, Alicia Falabella de Fal, “Lelé”, que nos permitiera sentarnos a charlar sobre su hijo, sobre su Lucas. Nos abrió las puertas de su casa y mate de por medio se extendió esa charla por extenso lapso. Hicimos un largo recorrido, del cual parte forma parte de un reportaje.
- ¿Cómo fueron tres años sin Lucas? Imaginamos que se habrá hecho cientos de preguntas y algunas pudieron encontrar una respuesta…
- No sé si son preguntas las que me hice, o las que me hago. Sí sé que desde que faltó jamás sentí que porqué me tocó esto a mí. Porque a partir de su fallecimiento se me acercaron tantas mujeres que no sabía que habían perdido un hijo… Nunca me sentí como víctima de una desgracia que no me merecía. La vida no me había prometido nada, sí era consciente que nada es seguro, pero jamás pensé que podía perder un hijo. La sensación que tuve es como que la vida era un damero de ajedrez y yo estaba parada en una cuadrícula ubicada con todo mi entorno feliz alrededor, y de golpe me patearon el tablero y quedé parada en otro lugar. Eso marcó un cambio en mi alegría, yo siempre fui una persona que siempre estaba contenta, ahora me cuesta… me cuesta compartir las horas. Me sacan de la tristeza mis hijas y mis nietos. Pero necesito irme a dormir muy cansada. Extraño su abrazo, extraño que era una persona con la que podía hablar de todo. Mi vida cambió absolutamente.
- Recuerdo que usted repetía aquel día de su despedida “porqué Dios no le dio otra oportunidad”…
- Y sí. Cuando pienso en Dios, si es un Díos bueno porqué nos arrebató a Lucas de esta manera. Pero también soy consciente que Dios hace lo suyo y los seres humanos hacemos lo nuestro. Y si no colaboramos en lo que él hace, y Lucas hacía una vida muy desgastante… Pero a veces pienso si en el programa de Dios él tenía que hacer este camino tan corto y tan intenso. Tenía un sentido, de haber afectado tantas vidas. Ese es el mérito de Lucas, haber influido en tantas vidas, porque ponía el alma en cada relación y era un tipo intenso. Pienso que vino para una tarea intensa y corta y no tuvo la oportunidad de otros seres humanos que tenemos, de desilusionar a los demás. Reconozco que era un ser humano y que cometía errores y también con mucha gente se habrá equivocado, pero no tuvo la oportunidad de desilusionar.
- Es cierto que se fue en un momento de esplendor, pero tal vez la gente haya conocido al Lucas de siempre, aquel del Colegio Nacional, el de la universidad, de la vida empresaria… Cada una de las cosas que emprendió las aceptó con mucha vehemencia e ímpetu. Tal vez la política hizo que más gente lo conociera…
- Tal vez… Nosotros desconocíamos su vida pública universitaria en Paraná… Que la universidad pusiera la bandera a media asta, que pusieran una placa y hasta que llegue gente aquí con un diploma por su activa participación en la reforma universitaria. Él no contaba demasiado lo que hacía… no hacía mucho cartel de sus cosas. Era un tipo comprometido con los demás, muy intensamente. De hecho estaba a punto de vender su empresa para dedicarse enteramente a la política… Pero era muy grande su convicción. Creo que el éxito de Lucas se debe a creer mucho en lo que hacía… Y yo valoro el efecto que dejó en la juventud, que no se ha perdido en cada uno de ellos. Muchas cosas me enorgullecen, pero no me quitan el dolor de no tenerlo.
- ¿Usted no estaba de acuerdo con que Lucas sea candidato a intendente?
- Es que yo lo veía más como una persona que podía estar en aspectos de planificación política más que en la locura que implicaba, conociendo yo el municipio… tenía miedo por su salud. Me peleé con muchas mujeres en el comité porque decía Lucas que no lo apoyaba. Pero yo no quería desde lo humano, como también me gustaba cuidarlo a Sesón (Comesaña)… soy un poco trágica, pero en mis tragedias no me equivoco tanto cuando los temperamentos no son para una cosa. Me parecía que le iba a hacer mucho daño en su vida personal, a él le importaba Mercedes pero a mí me importaba él.
- Es como que conociéndolo lo veías en un camino de servicio hacia los otros y que eso a la vez significaba un alejamiento de los propios…
- No te quepa duda. El político de raza, como fue Melchor Posse, es así. Yo soy consciente que nada hubiera dejado por la política.
- Hablando con dirigentes que compartieron con él tiempos políticos no son pocos los que opinan que desde que falta Lucas hay una falta de conducción política dentro de Cambiemos. ¿Cree que es así?
- ¿Si creo lo mismo?… Sí. Era tan fuerte lo de él, que él hubiera resuelto, o evitado los errores que se han cometido desde que falta. Hubo elecciones que hizo para conformar su equipo que no resultaron lo que él hubiera esperado, lo que no se equivocó es con la Juventud… No sé si hubiese sostenido a todas las personas con las que contó.
- Después de su desaparición algunos hablaban hasta de herederos, sin embargo se nota cierta orfandad de conducción en el terreno político de Cambiemos…
- Sí. Yo no podría hacer un análisis muy profundo sobre el tema. A lo mejor me metería en un brete, pero sí podría decirte que el sueño de Lucas fue más fuerte que el vislumbrar si los demás iban a poder acompañarlo en su vuelo…
- Sucede que hay liderazgos que son irremplazables
- Era demasiado fuerte lo de él. Hubo personas con mucha capacidad que dijeron que si él lograba llegar al municipio se iban a sumar…
- Cuando hablaba de la orfandad me refería a que muchos dirigentes de primer plano hablan del proyecto de Lucas más que de un proyecto de Cambiemos…
- Porque él tenía un proyecto completísimo, que lo debe tener la juventud. Tenía proyectos en todas las áreas. No creo que ninguno de los herederos como decís vos, hayan decidido dedicar su tiempo de la manera que la dedicaba él. En el fondo es doloroso porque también le faltó tiempo para desarrollar el talento de los otros…
- ¿Es decir que iba a persistir en el objetivo de llegar a ser intendente?
- Seguramente… A él le encantó la convocatoria de Vidal y le gustaba tener una Dirección provincial. Ahí se convenció que eso era una buena cosa, no que reemplazara su idea de ser intendente de su ciudad, pero le iba a dar un aprendizaje y una preparación para volver a la ciudad.
- Salgamos un poco del terreno político… ¿Cómo cree que lo recuerda la gente?
- Como lo que pudo haber sido y no fue… como un sueño para muchos, lo recuerdan como una persona en la que se podía confiar, una persona que tenía convicciones y esa convicción convencía a los demás. Y como una persona sincera y preparada, que era veraz, que era transparente… que era confiable, esa es la palabra, se podía confiar en él.
- ¿Cómo cree que se hubiese llevado con esto de la grieta?
- El creía que las personas que por más que tuvieran diferencias en la estrategia, si el objetivo era el bien común, evidentemente tenían que sentarse a negociar. No es que él fuese a renunciar a lo propio, pero que iba a negociar en beneficio de todos seguro…
- Me gustaría compartir si es que se puede, el hecho que Lucas sigue vivo en algunas personas, la decisión familiar de la donación de sus órganos…
- Sí. Nosotros decidimos hacerlo cuando vinieron del CUCAIBA porque en su documento que era donante. Por eso pensamos que él, que quería estar sirviendo a los demás, el último servicio que le daba la vida o la muerte en este caso, de cumplirlo era donando sus órganos. No tuvimos dudas. Tuvimos la satisfacción de saber el destino de algunos de ellos, y también el destino en otro sentido de la palabra quiso que supiéramos donde estaba el riñón de él y que de vez en cuando veamos alguna foto de esa persona lo cual nos produce una gran satisfacción porque de alguna manera le dio vida a alguien más.
- Hay mucha gente que sigue vinculada con ustedes por Lucas, ¿Cómo es eso?
- Es que hizo relaciones tan intensas, en la vida universitaria, en la vida secundaria… muchos se comunican con nosotros. Hay cinco matrimonios de compañeros de la universidad que alquilan una quinta acá en Mercedes, asiduamente, y vienen a pasar el fin de semana con la familia de Lucas y nosotros también vamos enganchados… Ni que hablar de su compadre acá en Mercedes, el Pitu Echaire… Nos dejó una familia agrandada, y amigos de una intensidad que viven pendiente de nosotros.
- Tal vez para que se note menos su ausencia
- Y sí, nos reímos mucho recordando sus anécdotas… Pero tenemos una pena que no pasa y no lo dejaré de extrañar nunca… y me da señales de que está. Teniendo yo una vida religiosa espaciada y desesperada, porque uno a veces se vuelca a creer para no enloquecer. No me mata el saber que no voy a tener consuelo jamás. Es con lo que tengo que vivir. Hay gente que le toca vivir con culpas, a mí me toca vivir con una pena. Y se puede compartir la pena con la alegría, hay que darle un espacio a cada una.

Daltónico.
Radical.
Hincha del Bicho.
Amante del vino.
Tocaba la guitarra de oído.
Generoso.
Flaco, muy flaco.
Hombre de un único cinturón.
Apasionado.
Predicador de certezas.
La colonia después de afeitarse.
Cejas unidas.
Lector de baño.
Honesto.
Adolescente de pelo largo.
Usó corbata roja.
Volver a la 17 fue su sueño.
Me presentó a Attaque y después a Trinidad.
Fumó siempre y cuando no, lo extrañaba mucho.
Usó bigote.
Ingeniero, BIO, pero ingeniero.
Papá.
A veces me consultaba, a veces no.
Jugó en el Club Unión de Mercedes.
Me explicó lo que era Linux.
Me dijo algo de ceros y unos.
Me llevaba, me traía.
Me correteaba con la ficha de afiliación.
Una tarde se detuvo unas hs y me escuchó.
Zapatos leñadores.
Camisa a cuadros.
Para mi Luli, para él Negra.
Me compartió todos sus amigos siempre.
Nunca rechazaba un San Cayetano y su espiga.
Camiseta de friza para entrecasa.
Enseñó biología.
Fue Entrerriano.
A veces se te trababa tu rodilla.
Distinguías el talento en los otros.
Esencialmente feliz.
Apurado pero calmo.
De estirpe propia.
Te llamaban Fal.
Mi hermano.
Mi primer romance
Visitame de vez en cuando Luli,
Calmame este desgarro.
En la mesada con un mate de parado,
te espero.
(Escrito por su hermana menor, Celina, a tres días de su fallecimiento)