Gastón Ezequiel Casanova

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“Mi profesión de enfermero me permitió adquirir un acercamiento al tema de salud y servicios. Hoy presto mi ayuda a mi esposa en lo que necesita para el mejor funcionamiento de la residencia “San Benito”. Hago lo que me gusta y sigo aprendiendo”.

Gastón Ezequiel Casanova, 33 años, enfermero, casado con Liz Wietig (29), empresaria y enfermera. Dos hijos; Felipe (12) en el secundario del Colegio San Antonio y Lola (6), que concurre al Colegio San Benito. Hoy nos cuenta algo de su vida, su trabajo, sus experiencias, sus gustos, sus cosas…

¿Tu barrio de niño…?

Soy del llamado Barrio Lapenta, en el que jugué con mis amigos de ese tiempo, el “Tano” Verón, Matías Ballesty, los mellizos Juan Martín y Juan Francisco Larumbe, Santiago Malano, Juan Manuel Real…

¿Tu familia…?

Mis padres, que se separaron cuando yo tenía alrededor de 10 años, son Gladys Raba, que tiene 52 años y está empleada y Julio de 56 años, que trabaja por su cuenta. Mis hermanos son Sebastián, que tiene 28 años y autónomo y Tobías (Ramírez) de 18, que está estudiando.

¿Hubo límites en casa…?

Los hubo y marcados por mamá, que ha sido la que más tiempo estaba con nosotros. Yo tuve y tengo muy buena relación con mis hermanos y somos compinches. Confieso que he sido callejero siempre, pero no de llevar problemas a casa y por ejemplo debía dejar dicho en casa por dónde andaba, cosa que por supuesto hice.

¿Tus estudios…?

La primaria la pasé en dos colegios distintos, porque antes de vivir en el Barrio Lapenta, me quedaba más cerca de casa, el de la Terminal. En esos primeros años, de 1º a 4º, tuve entre mis compañeros a Santiago Badano, Rocío Romano, Ornella Dagnino, Federico Paternesi, Marcos De Palma…(siguen) y eran algunos docentes Susana Donofrio, Haydeé Díaz,  Griselda Dicatarina, Marta Moreno y Roberto López. A pasar a la Nº 1, la “Víctor Mercante”, fui  compañero de Guillermo Gollo, Marianela Arenillas, Maribel Alonso, Hernán Molinari, teniendo a Evelina Zunino, Iris Russo, Crsitina Dunleavy, Graciela Alvis y Marlen Martinelli entre las maestras.

¿Dónde cursaste el secundario…?

Para esa etapa pasé al Colegio Nacional “Florentino Ameghino”, junto a Yésica Díaz, Eduardo Fuaz, Ayelén Marenco, Damián Defelippe al que llamamos el “Pulga”. En el cuerpo de profesores estuvieron entre otros José Carrizo, Marisa Paoletta, Fernando Viloria…(siguen).          

¿El grupo de tus afectos…?

Hemos sido muchos, pero entre ellos menciono a “Guillo” Gollo, Federico Bustos, Hernán Molinari, Javier Deluca, Yésica Díaz…. Con varios de ellos y otros por supuesto, nos seguimos frecuentando bastante.

¿Fuiste bueno con los estudios…?

No he sido malo, sin decirte que me destacaba por la aplicación, pero me mantuve siempre “en el pelotón del medio”, no siendo de los mejores ni peores. Me las ingeniaba para ir zafando, aunque bajé un poco el nivel cuando empecé a involucrarme en el Centro de Estudiantes y con apoyo de docentes y la rectora, Isabel de Barreneche, con el papel y cartón que recolectamos pudimos comprar el equipo de audio que hoy mismo existe.   

¿Qué hiciste al terminar egresar del Nacional…?

Antes de finalizar el último año del secundario, comencé a ganarme unos pesos con Alfredo Chiapuzzi en su oficina de seguros a contra turno del horario de clases, haciendo algunos mandados, entregando pólizas y esas cosas. Te digo que me sirvió de mucho como experiencia, aprendiendo a tratar con la gente. Eso se prolongó hasta terminar con el colegio, ya que me inscribí en la UnLu. para seguir la licenciatura en administración de empresas, que cursé un solo cuatrimestre y al comprobar que nada tenía que ver con lo que yo imaginaba, dejé para no perder tiempo y conseguir trabajo.

¿Entonces…?

Para ese tiempo coincidió que sobrevino el cierre de la empresa Dupont y se comenzaron a dictar cursos de capacitación, previendo las derivaciones que generaría el despido de los empleados, aprovechando que mi viejo ya había trabajado mucho tiempo para la firma. Hice varios de esos cursos y estando en eso, me surgió la oferta de comenzar a vender planes para la empresa SEMMER (emergencias médicas), cuando estaba funcionando sobre Av. 29 entre 22 y 20. Era realmente mucho trabajo sin resultados, porque las comisiones no eran buenas y se cobraban en dos partes, una al vender el plan y la otra al hacerse efectivo el cobro.

¿Seguiste en eso cuánto tiempo…?

Seguí en la empresa, pero pasando a ser cadete primero, luego asistiendo en la administración, luego en la operación de radio y pasé a ser jefe de los choferes para recalar en mantenimiento hasta el año pasado que salí de la empresa. El alejamiento motivó que en la actualidad mantenga un conflicto judicial sin resolución por ahora.

¿Me contás…?

Estuve estudiando la carrera en el Instituto de Irene Hourcade, en calle  24 entre 15 y 17, pero antes de finalizar el curso tuve un accidente en moto que no me permitió rendir los exámenes, por tener fracturada una de mis piernas. La idea de completar las prácticas pude concretarla más adelante y ya estoy recibido desde hace un par de años, mientras seguí trabajando en SEMMER, hasta que en febrero del año pasado me despidieron. Ahora estoy litigando.

¿Cosechaste amigos en tu paso por la empresa de emergencias…?

Me hice de muy buenos compañeros y de algunos que ya son amigos. Algunos de todos ellos son Graciela Basualdo, Mirta Lencioni, “Beto” Videla, Mariano Cabrera, Pablo Bianco, Aldo Botti…y los doctores Guido Antonelli, Alicia Escarrá, “Pachín” Trejo, Carlos Pascuccio y Daniel Venere (f).

¿Tu esposa también es enfermera..?

Claro y ella ha comenzado hace un año con un emprendimiento en el que trato de ayudarla y es una residencia para personas mayores, en 30 entre 27 y 29. Yo tomé alguna experiencia allá por el 2015 en “Los Robles” y la idea de hacer algo al respecto estuvo siempre rondando en mi cabeza. Lo cierto es que en julio del año 2017, Liz inauguró “San Benito” en avenida 17 entre 18 y 20, casa que resultó chica y se terminó trasladando a la nueva sede.

¿Te sumaste al emprendimiento…?

Lo que estoy haciendo es colaborar en lo que puedo para lograr mejores resultados en búsqueda de la excelencia. A decir verdad, las residencias en general, tiene lo que yo denomino “mala prensa”, porque se suele oír comentarios de destrato, desatención y hasta descuido de los residentes de parte del personal y eso no es así, siendo los familiares de ellos mismos los que pueden dar su testimonio y lo hacen. Nadie deja en manos extrañas y no confiables, personas de su familia o algo parecido. La capacidad de San Benito está colmada y si alguna trasnochada versión fuese verdadera las cosas no serían así. Los residentes son atendidos de la mejor forma y además controlados en todo sentido, sanitario, higiene, medicación y etc.

¿Hay mucha demanda…?

Verdaderamente hay más demanda que oferta, al menos en el caso del que hablamos. En realidad, para poder responder a todas las necesidades que presenta la actividad, los horarios no existen, porque en general se trata de personas mayores y que requieren atención especial. No se deja de prever nada y día a día se cumplen objetivos de excelencia.

¿Estás casado…?

Con Liz nos casamos por civil el 4 de setiembre de 2012 y por iglesia en la Parroquia de Cristo Rey el 13 de octubre del año siguiente, momento en que además bautizamos a Lola. Nos habíamos conocido por intermedio de mi amigo Germán Bocca, que es ad honorem el Director Médico en la actualidad, durante un cumpleaños de Serafín, hijo de él.

¿Dónde viven…?

Previo paso por otros lugares, hoy estamos alquilando un departamento en 26 entre 27 y 25, que nos queda cerca de la residencia y se nos hace más fácil el traslado.

Fuera de juego

Suena raro pero no sigo a ningún equipo de fútbol.

Me gustan los buenos asados y no bebo alcohol.

Mis dos grandes amigos son Germán Bocca y Guillermo Gollo.

Soy demasiado ansioso y hasta estructurado de más.

La solidaridad es uno de mis dones si es que tengo alguno.

Liz es muy trabajadora, excelente mamá y sabe lo que quiere.

Es además bastante obsesiva y algo celosa.

Quiero concretar en nuestro quehacer, lo mejor posible para darlo a nuestros residentes. 

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