En la extensa charla con el Padre Juan Carlos nos adentramos en otras cuestiones que van más allá de lo religioso. El estado del monumento nacional y algunos episodios políticos, entre otros aspectos.
Hemos decidido como redacción dividir la entrevista con el flamante párroco de Catedral en dos parte. La primera de ellas habla de sus misiones sacerdotales y el desafío que representa esta nueva designación. Pero hubo otros temas que merecían un apartado, un párrafo aparte. El Padre Bouzou no ha pasado desapercibido en cada tarea que le ha tocado llevar adelante. Esta podría denominarse como una segunda parte de la entrevista donde las preguntas van un poco más allá de las paredes de una parroquia… a excepción de la primera que precisamente habla de cuestiones edilicias.
Padre, la Basílica tiene serios problemas estructurales. Hay redes que contienen lo que puede caerse, tiene humedad, la cripta, el campanario, el exterior, la cubierta… Es un monumento nacional que se está cayendo a pedazos… ¿Le preocupa este tema?
Bueno… son desafíos que la providencia de Dios irá marcando en el camino.
Porque cada vez que el Estado intervino en estos temas apareció la cuestión política en el medio.
Si… creo que hay que activar nuevamente esa situación…
Recuerda cuando Duhalde fue gobernador que hizo un aporte y hubo mucho ruido, o la reforma de la Basílica de Luján como primera licitación de Néstor Kirchner…
Insisto, hay que activarlo… pero no te olvides que estamos en el tiempo de Dios. Y la comunidad está en el tiempo de Dios. Su providencia irá marcándonos el caminar. Yo no soy un ejecutivo, ni un empresario, ni político, soy párroco. Entonces de nada me serviría poner la casa bonita y no tener quien entre a la casa. En comunidad, en la medida que la comunidad crezca en la Fe y en la comunión, Dios se va a encargar que esa comunidad tenga un techo para celebrarlo ahí…
Sucede que siempre se habla de prioridades y en los tiempos que vive la Argentina tal vez no sea el mejor momento
Sí, pero a mí no me preocupa si el Estado va a querer o no va a querer. De la mano de Dios no se puede escapar nada. Tenemos que aprender a descansar en el plan de Dios. Yo no quisiera que haya goteras, problemas de agua, de cañerías como tengo, hay problemas de todo tipo…pero ¿y?
Sigue de cerca la realidad imagino… ¿se compromete en sus homilías con esos temas de actualidad o sólo con aquellos que se vinculan con cuestiones que tienen que ver con la Iglesia?
Te invito a misa a que me escuches… (risas) Depende del Evangelio, depende del día, depende de la situación que esté transcurriendo la comunidad. No soy picante…
Aquí en Mercedes en cierta oportunidad hubo un hecho similar al que usted vivió en Chivilcoy con el por entonces intendente Franetovich (Ariel) en ocasión de la 125 y el campo. A veces desde afuera se interpreta que su destino en el sur tuvo que ver con ese episodio.
Por un lado creo que no hice nada incorrecto en Chivilcoy. Yo me lo encontré a Franetovich después de aquel hecho y nos saludamos amablemente. Pero no hice nada indebido. Yo siempre me vinculé con la política desde el servicio religioso. Nunca negué una acción hacia un trabajo político. Estuve con el intendente de Mercedes que me atendió muy bien y le dije que teníamos como misión importante el servicio a la comunidad. Así como voy a bendecir una obra del intendente o la gobernadora, también tengo que bendecir si hay un requerimiento de otro ángulo de la sociedad. En Chivilcoy yo salía de la misa, había una caravana de productores que se pararon frente al templo y yo hice la bendición a la gente. El carromato ese que tenía féretros, yo no sabía qué era. Yo hice la bendición a la gente. Se malinterpretó, hubo bastante tironeo. Estuve un tiempo más y después me vine con Blanchoud a la Basílica de Luján. Yo ya tenía la necesidad de irme y cuando me propusieron irme dije que sí sin dudarlo porque me parecía que era muy liberador para todos. Pero me siento muy tranquilo que no cometí ninguna falta, por ende nunca me arrepentí de lo que hice. Que alguien de la Iglesia haya dicho que yo me arrepentí de lo que hice se tiene que hacer cargo esa persona, porque no son mis palabras.

¿En el sur le tocó vivir lo del ARA San Juan?
Sí, eso fue muy fuerte. Porque allá había dos familias, familiares de los chicos que se habían perdido en el mar, y les hizo bien sentirse acompañados. Fue un cimbronazo muy fuerte para la comunidad… cerca de Navidad.
¿En el templo pintaron un mural?
Claro… Lo hizo un artista en una madera, y dos chicos grafiteros pintaron como el mar. Después pusimos la madera con una luz que está prendida cada noche y vos pasas y lo ves.
¿Y esa comunidad qué le demandaba? ¿Oración o que interceda ante alguien por la situación que se estaba viviendo?
No… me pedían que recemos.
¿Cómo vivió los acontecimientos en esta Arquidiócesis con los sucesos ocurridos en el convento de General Rodríguez con José López?
Yo estaba muy lejos, pero los viví con dolor.
Porque todo hecho de esas características tiende a caer en generalizaciones…
Totalmente… a eso precisamente iba. Porque con esas situaciones era como volver a remar en dulce de leche. Avanzamos dos pasos y con casos como esos retrocedemos cuatro. Fue doloroso y vergonzoso.
¿Qué espera para el viernes 15?
Yo ya estoy trabajando… Vendrá Monseñor Agustín para ponerme en posesión y espero que me acompañe la comunidad. Estoy muy contento con el nuevo desafío, no es la parroquia común, y estoy contento porque es la casa Madre y creo que la Madre como buena madre nos recibe con los brazos abiertos y nos invita un buen plato de comida, creo que así la tenemos que sentir a la Catedral y así tenemos que estar nosotros en función, con los brazos abiertos.